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Super Blabla

Hojas en el pelo

Hojas en el pelo

Aquí estoy con esto
es nuevo, blanco
me siento tibio
aunque afuera esté helando
tengo este abrigo
y me acoge en los sueños
aunque esté solo
me siento acompañado
diría como un agrado
pero es más que eso,
el barro de los ojos
casi ya no molesta
casi no necesito ver
más que por tanteos acostumbrados
precauciones demasiado habituadas
que lento he ido soltando
sentir que me voy entregando
que sé lo que no quiero
que a todo me he acercado…
que estoy parado en el centro
vacío y lleno, a un mismo tiempo
que ya no hay nada anhelado
pues todo lo entrego
o lo entregaré a diario.

 

Hay algo aquí
para dejar salir
estaba magullado
inválido, incluso
pero, que sepas
nada es mucho de nuevo así,
y no deja dormir
y es pleno y asusta
como un gran apremio
como otra búsqueda
la ventana rota, perdida
vuelve a estar, brota
la veo y es todo lo que quiero
quiero dejarlo salir
quiero verte dormir
a mi lado.

 

:/

:/

No quiero que sea de esta manera
viéndome rezar a tus pies, sirena.
Me siento a tu lado
en el suelo
me abrazo la piernas
para protegerme de la indiferencia.

No quiero que sea de esta manera
con subrepticias miradas discretas
y abruptas despedidas perfectas.
No quiero que sea de esta manera
con borrosas certezas quedas
tu silueta desaparece en mi cabeza
tu figura diáfana y etérea
con tenues pestilencias a la sobremesa.

 

A los ojos.

A los ojos.

Sin pensar, ya no lo logro votar. El vaso está lleno y derrama su agua verde, verde como Santiago rebosante de mierda de caballos, caballos ciegos y mutilados en las puertas, baldosas, en las entradas adoquinadas de los palacios derruidos, derrumbados, exterminados en el juicio absurdo de ingenieros degollados, degollados por su dios, al que veneraron y lamieron para conseguir unos centavos. ¡Piadoso Dios!; que los dejó morir, para ver su sangre derramar mi vaso y mis ojos, para dejarme dentro del vacío amurallado que es mi cráneo, todos los mutilados y ciegos y centavos derramando del vaso, y, en un segundo (segundo diagnosticado por un extraño), veo todo este flujo cristalizado, se endurece y fosiliza en alaridos de diamantes, sangre y pus penetrando en púas el espacio, derrocando todo lo que creía límite, pulverizando el tiempo en un abrazo sofocante y frío, en un impacto que no toca y no alcanza y que nunca dejó de estar en contacto, toda la avalancha de mi piedad a los pies de dios y la impía humanidad, punzando desde adentro, desde lo más profundo del infierno, sobre todo cuando te veo, te contemplo y espero brote de ti también Dios y el Diablo pulverizados en un abrazo, en el derrocamiento de su lucha eterna y pendiente, en la fusión de sus tormentos, materializados, cristales resplandecientes de la puerta invisible del reflejo, el reflejo que espero, que siento palpitar y sacudir al final, al más obscuro pozo final de mi cerebro.

Ya que todo parece normal...

Ya que todo parece normal...

Tres veces, el horizonte voltea, luces en mi cabeza, la historia comienza así: cultiva o corteja, eres como si nada estuviera, detente y piensa, pensar te revela, te desvela. Anoche, ya dos veces, vuelvo a soñar, en mis sueños la escalera corre más allá, siento dolor en los pies. Lombrices corroen paraguas, carcomen la tela dejando las entrañas rectas y el tallo doblado. No sé que planta es esta. Niños montados en trompetas agitan las manos y vuelan a la luz. Una vez, esto es para ti; ahora duele la candela, soy fotosensible en sobremanera, quema, sangra, excreta, una tormenta me contenga, un gran lago oscuro, grandes nubes oscuras me protejan, o si no… sino te amaría.

 

 

Previo a todo esto.

Previo a todo esto.


Fluye agua. Aquí el cielo no alcanza a ser negro. Es denso y grotesco, no quiero ver a nadie. No sé decir te quiero. Una ampolleta se apaga pero no sé donde exactamente. El otro está abajo y repite constante que la realidad no es así, que estas superficies no reflejan ni absorben la luz, apaga los flashes, todo es irreal, se quiebra como una autopista implantada en medio de la selva. Apágalo mientras puedas, no mires al espejo, quítate esa manta, ese traje de tu abuelo. Nace. Usa tu garganta y rompe el silencio, como te rompieron la selva; ¡date cuenta! Mira este cielo. Dime donde estas.
En el desconcierto en que vuelve quien relata, solo ve miedo. Está en lo supremo, así debe de sentirse ser Dios. Como estar en el infierno. Compra otra vez tu sosiego. Véndete como regalo, insecto.

 

Sin titulo.

Sin titulo.

Figuras iluminadas por focos alógenos,
perfiles que se dibujan teñidos de grasa,
lo cotidiano baila y trasluce un dolor sanguíneo
y la sangre corre y quema bajo narices tercas y labios grises,
palpita el rojo furor en el aire, pero no se puede soplar
y todos perdieron el gatillo
y todos se pudren sobre la impresión degollada
sobre el impacto acogido
sobre el pacto violado
sobre la nueva esperanza.

Apatía social sin publicar

Apatía social sin publicar

 

Aquí vamos.
Me engaño creyendo,
inventando soluciones balsámicas
imaginarios escapes rotundos
destrozando lo sórdido y grotesco
me ridiculizo para vivir mostrando
el absurdo de lo real que nos cubre
como la piel.
Nada es verdad, al final.
Vivir es un verbo mutilado por la razón contemporánea
y fue sustituido por un tumulto deforme de actos no-singulares
una combinación de características personales
un abanico de futuros horribles
cargando algún uniforme que nos traga y consume
como devoro mis cigarros y me inyecto mi café.
Ya no vivo.  Nadie lo hace.
En vez, me desconformo con permanecer.

 

Las campanitas sobre mi sonrisa ingenua y nueva.

Las campanitas sobre mi sonrisa ingenua y nueva.


La casa ideal, bucólica;
la ciudad le dijo que ya no producía nada
y ella por descarte decidió volver
tan solo porque ya había comenzado a construirla
porque ya no tenia mejor cosa que hacer,
tan solo porque la casa seguía esperando,
pero con asombro vio al llegar que esta se fue,
volando libre a otro sitio,
ajena a la violencia de sus ojos cafés,
volando de izquierda a derecha según el viento la trajera
y la olvidó.

Desde lejos.

Desde lejos.

No extrañaba la vida normal.
Recordaba la inapetencia
Y recorría los pasillos grises.
Observaba las cosas transcurrir desde el balcón.
Y de pronto este nuevo pasado me alborota las entrañas,
Me oprime con esfuerzo y me empapa tanto que casi no veo nada
Casi no me quema la reverberación del cielo
Y no me dejo intoxicar por el ritmo lujurioso y pegajoso.
El tiempo avanza etéreo en una caja de cartón.

Suplicando ternura

Suplicando ternura

 

A lo lejos sólo las luces del puerto
Y a ratos un auto pasa y me deja ciego
Pero pronto vuelve al mar y al cielo
Ya no veo la diferencia
Me quemo y no me doy cuenta
Me vuelvo viejo
Amargo y denso
En el corazón petróleo conservo
Y no sé disolverlo.

No te diré que en mis brazos

No te diré que en mis brazos

Me han devuelto los otoños sin ventanas
los amores pasajeros
las canciones olvidadas
los proyectos pospuestos,
las acciones indecisas
y los músculos violentos.
Como si actuara un monólogo de mí
a un público sin rostros
a las casas carcomidas
de tu pueblo desierto.

Mentira comanda(8)

Mentira comanda(8)

El alma le agonizaba en cada momento

Y se retorcía frágil al miedo.

Paralizado esperó siempre quedo

Sin dejar de amar.

Lo llevo todo. Ayúdame, que no puedo subir.

Añoraba impaciente vulgar e hiriente

La confianza nuevamente para saltar

Llegar finalmente a ese lugar

Para disfrutar la bucólica libertad.

Requería verla día a día

Y poderla eternamente escuchar.

Cada mirada que di fue para ti.
Cada minuto era tuyo.
No me los regreses nunca.
Son tuyos con todos los demás.
Recoge también cada suspiro
Y con ellos llega al mar.
Constrúyenos un buen hogar
Y abrázame si te miro si te toco o si no estas.
Pero llévame contigo a donde vas.

Hoy me siento extraño.

Hoy me siento extraño.

Tras mi propio éxodo no puedo sino mirar atrás y tropezar. Como si cada esquina me fuera a entregar tu cara como la puñalada más certera al alma, como si en verdad me pudieras ver y apuñalar la espalda, como si hubiera un mágico lugar donde todo pudiera pasar, donde el tiempo se pudiera tocar y con él solo pudiera esculpir tu figura, nada más, y ser un anciano a temprana edad, y los negros posos petróleos mostrando el nauseabundo espectáculo de mi odio inválido arrastrado tras tu ternura, como oír bailar y besar los carnosos labios que amo en tóxicas volteretas desarticuladas, en invertebradas convulsiones de vómito y miedo, danzando felices bañados en la sangre acumulada en mi garganta, el fluido que inunda la atmósfera áspera y densa, en ese aire que también parece retorcerse ante el horror de su sanguinolencia, sin alcanzar a alterar los firmes pasos de la danza labial, sin manchar el rojo eterno de aquellos labios. Los que aún son bellos. Aún me lo parecen. Aún. Aún.

Pista 1/ Aterrizaje forzoso en tierra sagrada.

Pista 1/ Aterrizaje forzoso en tierra sagrada.

 

Abajo sentía como el mundo palpitaba,
rugía y temblaba batiendo
las piedras del suelo moribundo,

sentía latir el curso iracundo,
de la pasión que atrapaba
e inmundo convulsionaba.

Pero en el cielo vivía omitiendo
escapando y eludiendo
la tempestad lejana.

Sabía que llegaría el día
en que quedo aterrizara
y devolviera el insulto
o a él abrazara.

A tu veleidad, gracias, pero no.-

A tu veleidad, gracias, pero no.-

Siempre siguió por esperar,
la majestad violenta del quiebre
volteó la preciosa mezcla de sensaciones,
la gloriosa explosión de su rostro
bajo el gris impulso diurno,
todo gris en el sofocante y pulquérrimo entorno
convocó toda la frigidez propia de su mirada
y la rigidez de su rostro bañado en odio.

Ahora se pregunta sobre seguir,
no creía saber nada
no quería saber
no se atrevía a decir
que sigue aún, no por esperar
sino por estar enamorado de ti.

Fish Flies To Black Sky

Fish Flies To Black Sky

Mi cerebro me cubre la piel
y a cada segundo desea morir
para evitar su irritación.
Deseo vaciar mi negro centro
y despertar dentro de un sueño
para volar sobre mi invierno,
y viajar por el sábado eterno
que siempre quise.

Pero ella sigue corriendo,
no entiendo todos sus nombres,
sigue latiendo, sigue latiendo,
se desangra y cae,
como halcón en picada,
mi gris autoestima fusilada,
mi exangüe respiración mancillada.
No hay momento perfecto,
de tus vidrios me quedan paisajes
de tus libros viejos marineros.

No han habido lágrimas.

No han habido lágrimas.

Harté mi mente de carbón
Inyecté dolor en mi conciencia.
Sumergí mi todo y te lo di.
Pero nunca lloré.
La ciudad flotante de mi alma
Siempre pudo caer
Siempre indefensa a ceder;
La levanté más.
Me vendí más angustia,
remolino y avalancha:
sed creciente de agua santa.
¿Pero donde está?
¿Cuántos diamantes brotaron en mis ojos
de tanto comer carbón?
Ya perdí el fondo; tan arriba estoy,
tanto negué la verdad
y culpé a la soledad.
Tanto evité escuchar.
Tanto hablé sin escuchar.

One Eye Man.

No recuerdo mis sueños.
Mi mente agoniza y no escucho sus gritos.
Sé que vivo muerto y me hago el weon.
Vomito sobre mis sentimientos
Para mañana lanzarlos a la basura.
Ayúdame.
Sálvame seas música o metal.
Libérame y déjame entre tus senos llorar.

Sudafrica está lejos de París.

Sudafrica está lejos de París.

Permitámonos uno despreocupado pero sincero
como el gesto de un niño tierno
como el otoño de aquel árbol viejo
como la complicidad de los compañeros
como los extraños pensamientos
como el odio profundo por todos aquellos
pasajeros de nuestro horrible metro
malditas sardinas verdugas
sumisas del absurdo colectivo común
que albergamos y no sentimos
vivimos la vida en nuestras peores pesadillas
y las hemos vuelto comunes como el pan de cada día
Perdona nuestras ofensas
como nosotros perdonamos a los que no sienten.
Déjanos probar la tentación
solo una vez para variar.
AMEN.