A desalambrar

 

“El vecino que había salido de alcalde, tenía que dejar su cargo al comienzo del nuevo gobierno. Tras un largo discurso del recién electo, le permitieron unas palabras de despedida: - Vecinos, tengo que confesar: malgasté todo mi tiempo como su alcalde, trabajé mal e hice pocas cosas útiles. Pero ahora ya, como ciudadano, me doy cuenta que nuestra política fue pésima.- Se quedó en silencio un momento. Nuestra gente lo había comenzado a escuchar. -… a los que perdieron sus departamentos por ejemplo: si nuestra política dejó que construyéramos esos edificios, yo no puedo llamarme más político y no lo volveré a hacer. Divisemos apelar por el derecho a una vida digna. Pero en esos edificios no hay dignidad, no hay ética si se antepone el ahorro empresarial a la calidad de vida, la política perdió sus principios. Deben reclamar por ellos.” No pensaba volver a ser alcalde pero su discurso lo llevó a presidente el siguiente periodo, al vecino.”