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En lo más alto comprendo
veo que al pie del acantilado
claros centelleos nítidos piden a gritos
que por vez abra los ojos,
que los vea a todos sentados allí,
felices.
( ¡Saquenme! ¡Por favor! ¡Rescatenme de aquí!)
No los veo.
Los comprendo a todos, a oscuras,
como el mufido torpe y descompasado de un animal golpeado,
un caballo maltratado que no quiere correr
porque afuera esperan los balazos
y las escenas sordas, cadaveres de mujer.
( Tú. Tú puedes. Alguna vez lo supe, cuando te ví lejos, supe, quise, soñé, sí, ven, sacame, arrancame de este lugar, rescatame heroicamente en tu bicicleta, de destinos aleatoreos, de paisajes bonitos.)
¿Pero que hacen ayá abajo?
"suban, acá se puede"...
como si fuera el novedoso producto que todos esperabamos
con ancias livianas.